Pasto áspero, duro, reseco.
Cielo plomizo, sol sin brillo.
Árbol devastado, frío, pelado.
Días cortos, noches de insomnios.
Mañanas derruidas, tardes vacías.
Tus jornadas como ese domingo
cuando el sol pierde su brillo.
¿Cuanto falta para que termines
martirio nefasto que repites?
Solo tres meses,
pero a una vida te pareces.
Solo una estación
pero cuanto pesas en relación.
Me aferro a la esperanza que
cuando concluya este lamento,
la primavera hará su entrada
para abrigarme de nuevo.
Invierno que desde niño eres enemigo,
con la tuya no te saldrás,
tengo un sol que no se apaga,
ni con tu implacable caminar.
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