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viernes, 22 de mayo de 2009

De Tíos y Primas



































Mi Tío Ernesto, hermano menor de mi madre, vivió en Tablada, hasta mis 14 años o sea hasta el año 1979.
Lo recuerdo como un tipo imponente, de mirada penetrante, serio, de pocas palabras, seguro de si mismo, protector, que detrás de esa coraza reflejaba en su mirada, escondía una persona de buenos sentimientos y noble.
Por él mi madre me puso Luis, ya que es su primer nombre.
Mi Tía Ana María, un cascabel, siempre alegre, cariñosa y verborrágica, buenaza como pocas y de un corazón enorme.
Mis primitas, la delicadeza y dulzura, éramos grandes amigos, pasábamos mucho tiempo juntos jugando.

Pero, por esos años el país era un polvorín, en crisis socioeconómica y con la dictadura militar en pleno auge.
Esta difícil situación trajo aparejada el despido de mi Tío de su trabajo como capataz en la planta envasadora de gas "ALGAS".
No puedo evitar comentar, que mi Tío, no fue por dicha crisis que fue despedido, si no por defender los derechos de sus compañeros.
No se bien los pormenores, pero de buenas a primeras nos llegó la noticia que iban a mudarse a Trenel, Provincia de La Pampa, un pueblo distante a más de 650 kilómetros, para probar suerte.
Mi Tía Ana María, su mujer, oriunda de ese lugar, donde sus padres poseían una chacra.
El sacrificio, de afrontar tan radical cambio, bien valía, ya que implicaba encontrar un sustento para ellos y por ese entonces sus cuatro pequeñas hijas, Mariana, Márgara, Mara y María Elena.
El adiós fue tan repentino, que no recuerdo nada de ese momento, mis primas hermanas y sus padres, de la noche a la mañana se habían ido.
De allí en más, las relación entre las familias desapareció, tan repentinamente como fue su partida.
Aquí , quiero detenerme y hacer hincapié sobre la congoja que particularmente sentí por la “pérdida” de mis amigas Primas y sus padres, personas que formaban parte de mi cotidianidad, de mi círculo intimo familiar.
En estas circunstancias de la vida, nos damos cuenta la importancia que tiene la unión por vínculo de sangre, ya sea con hermanos, padres, abuelos, tíos o primos, el perder dicha conexión trae aparejado un luto o duelo, que perdura dentro de uno por siempre.

Pasaron muchos años, cerca de 15, en este tiempo la vida continuó, terminé la secundaria, hice el servicio militar, me puse de novio, me case.
Hasta que una mañana, llamó a casa mi hermana para decirme que estaban de visita en casa de mamá, la Tía acompañada de una nena grandota como ella, de unos 12 años, era mi Prima menor Marisa.
Emoción, temblor en las piernas y ansiedad todo eso sentí al colgar el teléfono.
Fuimos raudamente con mi mujer, entonces, se produjo el reencuentro con una parte de mí, que se había ido muchos años atrás.
Si bien disfrute el poco rato que estuvimos con ellas, hoy a la distancia, otros 15 años después, me doy cuenta que no le preste la debida atención, ni le di el valor a ese reencuentro y lo que significó para mí por ese entonces.
Pues, es justo que hoy haga honor a ellos y mencione que fueron y son parte de mi mismo y que la vida no esta completa cuando a uno le faltan partes.
Muchas veces he escuchado: vos preocupate por tu familia, los demás son de afuera.
Yo digo sí, el núcleo es lo más importante, pero cual piedra arrojada al agua, ese núcleo forma parte de varios círculos concéntricos, que juntos hacen un todo.
Hoy que he vuelto a contactarme con ellos, a través del chat y los mensajitos por teléfono, me siento nuevamente completo, las cosas vuelven de a poco a su lugar.
De Tíos y Primas es un homenaje a mi familia y a mi mismo.
Puede que hayan sonado cursis o frases hechas muchas de mis palabras , pero el término cursi se usa por lo general como excusa para evitar decir o hacer cosas que realmente vienen de adentro, y que por timidez o temor a no ser correspondidos, no las sacamos a relucir.
La vida es una sola y las cosas hay que decirlas mientras transitamos en ella , después es demasiado tarde.

Con amor y cariño para: Tío Ernesto, Tía Ana María, Primas Mariana, Márgara, Mara, María Elena y Marisa.

Este relato lo escribí un día de mayo del 2009, hoy casi cinco años después, me he reencontrado con esta parte de mi vida que había perdido hace treinta y cinco años, como verán en la foto de arriba, el tiempo pasó, pero somos los mismos, somos familia...
Gracias Tíos, primas y sobrinos, por pensar de la misma manera, los adora su sobrino, primo y tío segundo.


viernes, 15 de mayo de 2009

Del Amazonas a Tartagal











































"Cada minuto se talan en el Amazonas el equivalente a ocho campos de fútbol. Setenta mil kilómetros cuadrados de selva amazónica han desaparecido desde que Lula es presidente de Brasil, una superficie igual a la de todo Panamá. Cada minuto se talan en el Amazonas el equivalente a ocho campos de fútbol. En los últimos treinta años se ha perdido una extensión más grande que Chile. Las talas ilegales, las extorsiones, las apropiaciones ilegales y la esclavitud son la realidad de cada día en la región natural más rica de todo el mundo".

“El desastre natural que azotó a la ciudad de Tartagal en la provincia de Salta, cerca de la frontera noroeste de nuestro país, suma una más al listado de catástrofes climáticas cuyos efectos golpean duramente a la población por falta de adecuados sistemas de prevención frente a estas contingencias. Las intensas lluvias provocaron un aluvión de troncos, barro y agua que taponó el río Tartagal e inundó buena parte de la ciudad, provocando víctimas, destrozos y miles de evacuados. Es la segunda vez en los últimos años que esto ocurre, pero lo acontecido ahora fue de mayor gravedad y ello puede deberse, según los expertos en climatología y recursos hídricos, a la deforestación que provoca la erosión de los suelos y aumenta el impacto de las lluvias. Hace dos años, especialistas habían advertido que un aluvión podía volver a afectar a esa zona y recomendaban obras de infraestructura y un plan de reforestación. De hecho, se habían iniciado obras de canalización del río en reemplazo de las destruidas en 2006, pero quedaron destrozadas por este aluvión”.

Ustedes se preguntarán ¿que le pasa a Luis? ¿Ahora esta con Greenpeace?

No, simplemente varios factores me condujeron a este pensamiento, me llevaron a levantar la cabeza más allá del perímetro de donde me muevo diariamente.

El primero, cuando mire el cielo y me dije: cuanto tiempo hace que no llueve.

Luego, toque la tierra de la vereda de mi casa y esta parecía harina marrón.

Las veredas cubiertas de ese polvo, las plantas, los animales, los techos y paredes de las casas y el ambiente, más allá del smog, deja de ser diáfano por este mismo polvillo que vuela constantemente.
Me pregunto ¿Baires esta desertificándose? y si es así ¿porque?
De acuerdo a lo que leí, aparentemente hay varias teorías, dos de ellas, resumiendo, hablan de:
a) La subtropicalización (creo que invente la conjugación) de la región se debe a un cambio natural, que miles de años antes, así era el clima por estos lares.
b) La tala indiscriminada de árboles, la deforestación, no solo de la región del Amazonas, si no también las practicada en el sur del Brasil, Paraguay y todo el chaco Salteño argentino, trae aparejado este desequilibrio ecológico.
Por mi parte, me quedo con la opción b), ¿porque? por que, entre otras cosas, recuerdo en mis años en secundaria estudiar que el amazonas era el pulmón de América del Sur, que allí radicaba el equilibrio ecológico de la región.
Mirando las fotos que están más arriba, no quedan dudas, que semejante devastación de la vegetación, no le sale gratis al ecosistema.
Cuando ocurrió el desastre de Tartagal, ver y escuchar como nuestros dirigentes hacían la vista gorda ante tamaña realidad era indignante.
Como echaban culpa a la pobreza y a la marginalidad, que si estos humildes habitantes de las márgenes del río, no se hubieran afincado en zonas inundables, como si el pobre pudiera acceder a los sitios de ideal ubicación geográfica, ellos viven allí porque no tienen la posibilidad de acceder tierras en terrenos mejores, esto no les hubiese afectado.
Negaban también, el hecho tangible de los miles de troncos perfectamente cortados que llegaron con el torrente e hicieron que la magnitud del desastre "natural" se multiplicara.
Nos explicaban que dichos troncos eran de árboles vivos, que fueron arrastrados por la furia de la corriente.
Negación y error a sabiendas en la explicaciones sobre las causas de este fenómeno "natural". Digo, no tienen la lucidez para ver la realidad, imagino que no les será fácil o políticamente conveniente, asumir la responsabilidad que les cabe directa o indirectamente.
Me pregunto entonces ¿porque nadie hace nada para frenar esta salvaje depredación del medio ambiente?
¿Cuando este gobierno se decidirá a impulsar de una buena vez la reglamentación de la Ley de Bosques Nº 26331 del 28-11-2007?, que duerme el sueño de los justos a la espera de la destrucción total de nuestros recursos naturales. Por el contrario adjudica las causas del desastre a un fenómeno natural cuando en realidad las causas verdaderas que nunca se darán oficialmente radican además en la falta de previsión, en las obras inconclusas del Río Tartagal que luego del desastre del 2006 NO FUERON TERMINADAS.
Me encuentro con estas respuestas:
1) La codicia del hombre esta en su naturaleza, y nada lo detendrá para lograr sus objetivos.
La Biblia dice que Dios le dio al hombre el don de la inteligencia y la capacidad de amar, para que domine al mundo y lo haga perfecto.
Claro está, que el hombre tiene estos dones, ya que pudo por ejemplo, inventar la penicilina.
Pero por otro lado, el mismo hombre, también creó la bomba atómica.
Esta falla en el plan de Dios para con los hombres, queda expuesta en toda su dimensión con la obsesión permanente de estos por obtener mayores ganancias hoy, a sabiendas que va en desmedro del cuidado del ambiente y aunque esto signifique el principio del fin para la vida de sus hijos y nietos mañana.
La idiotez y omnipotencia del hombre también proviene de haberle dado estos dones seguramente, por ende sentirá que a él esto no lo afectará, que la tierra soportará el castigo, seguirá pensando en sí mismo y en nadie más, siquiera en sus descendientes directos.
2) Con gobernantes tan sometidos a la voluntad y pensamiento de los poderosos industriales y terratenientes, nada cambiará, ya que en estas circunstancias, es cuando queda al desnudo lo manipulados que están unos por otros.
Al hombre le fue dado el don de la inteligencia, cuando esta la usa para hacer más el mal que el bien, ¿que nos queda? ¿el Apocalipsis?


















miércoles, 13 de mayo de 2009

De madres e hijas


Relación Madre e Hija! Para Nadie es Secreto que este Lazo es más Complejo que el de la Madre con su Hijo o el Padre con su Hija... ¡MADRE E HIJA, ESA RELACIÓN TAN DELICADA...! ¿los motivos? Para muchas es un misterio, pero en la siguiente nota los iremos develando..."Peleas, declaraciones de amor precedidas de manifestaciones de odio, gritos y muchas otras expresiones muy pasionales forman parte de la vida de una madre con su hija. “Las mujeres son mucho más hirientes que los hombres”, asegura una madre y sicóloga de 42 años. Las discusiones con su hija siempre son más dolorosas y las separan por más tiempo que las peleas que tiene con su otro hijo, según relata.“Con mi madre siempre nos decimos cosas que nos quedan en la mente para siempre, siempre existe un resentimiento”, señala Carolina de 28 años, quien tiene una relación muy extrema con su madre. Tal como Alejandra, “mi madre siempre ha criticado de mí todos los aspectos de mi personalidad que se parecen a los de ella. Siempre me siento atacada”, dice esta estudiante de 29 años. Saber por qué la relación que se da entre una madre y su hija es tan compleja a lo largo de toda la vida puede ser el punto de partida para ir solucionándola. Según entendidos el vínculo que se da entre una mujer y su descendencia femenina pasa por etapas, pero todas ellas son complejas. Hay quienes aseguran que se debe a que para las madres pareciera imposible resistirse a la tentación de mirar a sus hijas como espejos de su propia vida. Ellas muestran las aspiraciones que tuvieron y no pudieron concretar, los proyectos inconclusos, los sueños mejor guardados, los éxitos y los fracasos de cada una. ¡DE TAL PALO...TAL ASTILLA...!Para la sicóloga Marvi Navarrete Jaque, madre de dos hijas, la relación entre una madre y una hija es más conflictiva que la que la misma tiene con su padre o la que el hijo con la progenitora. A su juicio el complejo de Edipo en los hombres y de Electra en las mujeres, provoca mucha complicidad con sus respectivos padres, asunto que no se da madre e hija ni padre e hijo. Evidentemente esto va ocasionando que esas relaciones estén más cargadas de conflictos. “Te diría que la relación madre e hija llega a ser en un minuto media antagónica cuando la mujer de doce o catorce años comienza a tener su autonomía. Hasta ese momento el único modelo que ha tenido ha sido su madre y obviamente lo que aparece en la madre que a ella no le gusta, es lo mismo que comienza a aparecer en ella... Uno empieza a reconocer eso sobre todo cuando es madre. Se da cuenta que la bronca que tuvo con la madre, el enojo, todo pasa cuando empieza a ser más empática con la madre”, explica. La relación madre e hija efectivamente pasa por el amor y el odio. “Es súper polar. El amor y el odio están en el mismo tono, igual que la rabia y la pena. Este tipo de relación es más polar, tal como la del padre con el hijo”, dice. Asimismo señala que las mujeres no necesariamente son más hirientes que los hombres. “Las mujeres son más hirientes con la madre porque es la relación más próxima que tiene y es capaz de decirle todo. Uno empieza desde el interior de la familia a practicar la socialización y comienza ahí a practicar lo que hace afuera”, enfatiza. ESA RELACIÓN TAN DELICADA...“Yo no me atrevería a decir que hay más conflicto entre ellas que entre padre e hijo”, agrega. La profesional es clara al decir que es muy probable que la mujer repita las conductas de una madre. “Es esperable que una mujer que no fue buena madre tenga una hija que siga el patrón”.“La relación madre e hija es igual que muchas otras relaciones, en momentos grata y en otros, súper desagradable porque tiene que ver con que la hija crece, desobedece y comienza a hacer su vida, no hace caso”, señala. “Tener una mejor relación tiene que ver con la aceptación de la diversidad, al igual que ocurre en todas las otras relaciones”, concluye. ETAPAS DELICADAS...El primer año de vida la hija depende incondicional mente de su madre y necesita recibir toda su ternura. La mamá es su sostén y su guía en todo sentido. En los primeros años de vida, madre e hija se van pareciendo cada vez más. La chiquita imita a su mamá. Las dos disfrutan los ratos compartidos y son cada día más compañeras. A partir de los doce años comienza una etapa de gran rebelión. Comienza a salirse de los modelos establecidos. Durante la juventud y la adultez. Las cuentas pendientes, los roces y los conflictos no resueltos se hacen más claros. Finalmente, el tránsito de hija a mamá provoca que muchas se reencuentren, aunque las diferencias pueden continuar.Carla IngusTerra Networks Chile Creado por gems_arts 0 comentarios 06/11/04 08:14 Ir a secciones de documentos http://www.geomundos.com/mujeres/gema/pdres-e-hijos_sec_822.html

Luego de esta larguísima introducción, de la cual no quise quitar ni una coma, ya que cada párrafo me resulta esclarecedor y confirman a su vez pensamientos que me perseguían desde que mi hija mayor entro en la pubertad / adolescencia.
Entendí, cada roce, pelea o discusión entre dos de las mujeres que más amo en el mundo, si bien me seguirá doliendo sus enfrentamientos como si fuesen propios, lo trataré suavizar, teniendo presente esto que está escrito más arriba..
Esta vez no me deja mucho más para acotar, léanlo, quizás para muchos será un tema archí conocido, pero para otros como yo, les servirá para entender un poco más acerca del intrincado universo de la femineidad.
Dios me salve!!, Violeta esta por llegar a esa etapa.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Vacaciones inolvidables











Principios de 1998, mi familia y yo, compuesta en ese entonces por mi mujer Silvina, y dos de mis hijos, Juli de 4 y Cori de 2 años, emprendimos las que denominaremos por siempre como vacaciones inolvidables.
Por ese entonces no teníamos vehículo propio, por ende emprender con dos chicos de tan corta edad, un viaje en micro, era casi una tarea ciclópea, aunque se tratase de escasos siete días.
Cargar 3 bolsos, 1 sombrilla y 2 carritos "paragüitas" mas los mencionados gurrumines, solo podía lograrse, con ganas, juventud e imperiosa necesidad de salir de la rutina anual.
Siendo las 22 hs., iniciamos el viaje a Santa Teresita, con todos los Santos en nuestro itinerario ya que el micro partiría desde San Justo.
Bajo una lluvia torrencial, subimos al remis que nos llevaría, desde nuestro hogar en Tablada, por escasos 2 Km. hasta la parada de ómnibus.
La tormenta se hacía a cada cuadra más intensa, hasta que en mitad del recorrido, en una oscura boca calle, de pronto el Renault 12, se sumergió en un pequeño lago formado en la intersección mencionada, para luego de hacer unos pocos metros detenerse por completo.
Pasaron unos segundos de silencio profundo dentro del vehículo, seguidamente el chofer trato infructuosamente de ponerlo en marcha, cruzamos miradas y bajamos al unísono del mismo, antes, ni bien abrimos las puertas delanteras, el agua ingresó cual torrente.
Un vez fuera, con el agua por arriba de las rodillas, mientras Silvina y los chicos permanecían sentados como indios en el asiento trasero para no mojar sus pies, el chofer y yo empezamos a empujar para sacar de ese incómodo lugar al Renault.
No con poco esfuerzo logramos nuestro cometido, y luego de dos o tres intentos, el auto arrancó.
En ese momento miré mi reloj algo empañado por el agua, y me dije, menos mal que salimos temprano, ya que a pesar de este contratiempo llegaríamos con suficiente margen a la parada.
Una vez allí, busque en mi bolso de viaje otro par de zapatillas y medias, me cambié y pensé nuevamente, ya está, aquí no paso nada, todo salió bien.
Pasadas las 00.15, una hora más tarde del horario del micro, seguíamos allí esperando nosotros y los 20 pasajeros restantes, previamente, empezaron los reclamos y pedidos de explicaciones por parte de los viajantes, pero recién en ese momento pasada la medianoche, obtuvimos una respuesta por parte de la empresa: "El micro tuvo un desperfecto, se llueve más adentro que afuera , por ende debemos esperar que nos manden un reemplazo".
Volví a pensar, no hay mal que por bien no venga, salir a la ruta con este clima y con un micro que se llueve todo, no es la mejor idea, quizás en unos minutos el clima cambie y además iremos en un transporte en condiciones.
Cerca de las 2 AM, ya sin saber como sostener a los otrora inquietos niños, convertidos en sonámbulos de 20 y 30 kgs. respectivamente, apareció nuestro transporte.
La lluvia había cesado casi por completo y el tiempo insinuaba mejorar.
Mis deseos cumplidos dentro de la adversidad, sin lluvia y con micro nuevo.
Partimos 2.30 AM, Cori y yo en el 3er. asiento del lado del conductor, Silvi y Juli del lado opuesto.
Ni bien empezada la travesía, el copiloto subió a poner la clásica peli para el viaje, notamos con Silvi que a un volumen exagerado, pero ya no estábamos a esa altura de la madrugada para iniciar ningún otro tipo de reclamo.
A los 40 minutos de viaje, ya todos los pasajeros dormían, a pesar del enajenante sonido de las naves espaciales atacando la Casa Blanca, con sus rayos devastadores, sí, como para relajarnos no tuvieron mejor idea que pasar “El día de la independencia” a todo volumen, luego comprenderíamos que el motivo era otro.
Con la mirada perdida en la oscura ruta, iluminada solamente por los faros del micro, empecé a divisar a la distancia luces, que a medida que nos aproximábamos dejaban ver una gran rotonda.
Me despabilé por completo, tuve un presentimiento, fije la vista y note de inmediato que el micro no disminuía su velocidad a medida que nos acercábamos, recuerdo que me dije: lo único que falta es que se haya quedado dormido el chofer.
De pronto de la intersección apareció otro micro que intentaba desesperadamente detener su marcha, mientras hacía luces y tocaba su bocina infructuosamente, en ese momento vi la trompa pasar junto a mi ventanilla, tan cerca, que pude ver la cara de pánico del chofer, e imagino que él la mía, inmediatamente después, nuestro chofer al dar un volantazo subió a los clásicos triángulos que se forman en las entradas de las rotondas, el bólido empezó a mecerse con gran fuerza de un lado hacia otro y todo el equipaje de mano guardado en las bauleras, volaba sin control por el pasaje, fueron segundos eternos de gritos y terror, que terminaron tan de repente como habían comenzado.
Al volver del aturdimiento, me di cuenta que tenía a mi pequeña niña aferrada a mi brazo, en silencio y más que nunca hablándome con sus enormes ojos negros.
Inmediatamente después, mire hacia mi derecha y estaba mi mujer, abrazando a un Juli completamente dormido, con una cara de terror como jamás la había visto en ella.
Luego, empezamos a preguntarnos los pasajeros unos a otros si estábamos bien, por suerte nadie salió lastimado.
Los choferes no daban señales de su existencia, por eso una vez recobrados del susto, accedimos a la parte delantera, donde no había nadie y los rastros del accidente se notaban claramente.
El parabrisas destrozado y todo el habitáculo en completo desorden, cuando bajamos, observamos aterrados como el micro estaba encajado en el barro a centímetros de un zanjón de 2 metros de profundidad, con toda la parte inferior del frente destrozada al igual que las cubiertas delanteras.
Finalmente a unos cuantos metros cerca de la ruta encontramos a los choferes, también en shock, que con todo tipo de excusas evitaban explicarnos lo sucedido.
Ante nuestra presión, reconoció uno de ellos que se habían quedado ambos dormidos, ya que no habían descansado bien desde hacía días, pués no era la primera vez que debieron salir hacia la costa ni bien llegados de la misma, casi sin parar.
Una hora después, al llegar dos micros de la misma empresa, los pasajeros de ambos se ubicaron todos en uno, para dejar libre el que nos trasladaría finalmente a nuestro destino.
Cabe aclarar, que entre los más jóvenes del pasaje, tuvimos que trasladar, en medio del pastizal y el agua, todos los equipajes de un vehículo al otro.
Para ese entonces, me dije, una vez retomado el viaje, exhausto y empapado, que dejaría de ver las cosas del lado positivo, ya que cada vez que lo hacía
las situaciones se tornaban más dramáticas.
Pasadas las 10 AM entramos a Santa Teresita, Juli despertó y lo primero que dijo fue: ¿Por qué cambiaron las cortinas del micro?.
De inmediato todo el pasaje comenzó a reír, sirvió para descargar la angustia que cada uno de nosotros aún tenía dentro.
La historia no termina aquí, luego sobrevendrían situaciones no tan dramáticas pero que sumadas unas con otras, podrá decirse, que lo sucedido hasta el momento no es digno por completo de llevarse el título de este relato.
Llegamos a la terminal, de desde allí con un remis nos dirigimos al departamento que nos prestara una amiga de la familia.
Muy bien ubicado a 3 cuadras del centro y a 2 de la playa, entramos y para nuestro asombro, si bien nos lo había descrito como un pequeño lugar, no nos habíamos imaginado, que amén de ser chico, era tan oscuro, incómodo, con ese olor característico del encierro y humedad.
Lo primero que tratamos de ubicar fue el patio que nos contara, es así que luego de abrir una persiana hasta el piso, nos encontramos con el bendito patio, que medía 2 por 4 metros y daba a otra ventana enfrente.
Al mirar hacía arriba, solo veíamos más departamentos, por ende el sol brillaba por su ausencia casi todo el día.
Recordé lo de ver las cosas positivamente, pero esta vez no pude dar con algo que me inspire a hacerlo.
Regresamos a la pequeña cocina, comedor, living y sala de estar de 2 x 3 y nos sentamos en las únicas tres sillas que había, por suerte Cori se arreglaba en su paragüitas.
En el otro ambiente nos encontramos con la habitación, compuesta por una cama de plaza y media y una cucheta, donde quedaba solamente espacio para una sola mesita de luz.
Ni bien abrimos el roperito, nos topamos con una infinita variedad de ácaros, digna de un congreso sobre alergias.
Abrimos la pequeña ventana que daba al patio mencionado y de inmediato sentimos la sensación de estar en un verdadero aguantadero, donde mantienen cautivos a sus víctimas los secuestradores.
Al rato el sol desapareció y dio paso a una tenue llovizna, menos mal que no era domingo por la tarde pensé, ya que el resto del entorno propiciaba uno que otro intento de suicidio.
Luego de ir a comprar lavandina y lisonform, e inundar los ambientes con ellos, salimos a almorzar afuera, ya que allí comprendimos que solamente podríamos encender la cocina para calentarles la leche a los chicos.
Ver el mar!! esa era la consigna, pero si bien estábamos cerca no era aconsejable para las criaturas, había bajado la temperatura y la llovizna aparecía de a ratos.
Así que luego de comer, volvimos pegaditos a los frentes para cubrirnos del agua.
Nos quedamos un buen rato en la entrada del edificio, ni ella ni yo quería volver a entrar, aunque estuviésemos sin dormir desde el día anterior, y que ansiábamos una siesta.
Finalmente entramos, y el sueño nos venció a los cuatro.
Desperté sobresaltado, estaba oscuro, no sabía bien donde estaba, choque mi tobillo con la mesita de luz y alcancé a prender el velador que se había caído.
En ese momento me di cuenta, que todo era real, no estaba viviendo en una pesadilla.
A la noche, ya sin lluvia pero con viento y frío, volvimos a comer fuera, regresamos y nos acostamos con la ilusión que al día siguiente las cosas fuesen diferentes.
En siete días de estancia en Santa Teresita, llovieron seis y fuimos 1 sola vez a la playa y gastamos más dinero que si nos hubiésemos alojado en el Hyatt.
Para finalizar, el viaje de vuelta fue al mediodía con un sol y calor agobiantes, en un micro con escaso aire acondicionado y los niños por demás fastidiosos.
Volví a subir a un micro casi 10 años después, comprobé que el miedo y esa sensación de estar a la buena de Dios no habían desaparecido aún.
Estas vacaciones inolvidables, fueron el hito que nos movilizó a empezar ahorrar para comprarnos un auto.