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miércoles, 23 de septiembre de 2009
Candela Jazmín
Candeluchi, así la llamo.
La vida te da sorpresas, decía Rubén Blades, gratas e ingratas.
A ella le tocó la segunda.
Sí, a los 6 años, se me pone la piel de gallina al escribirlo, la vida le interpuso un desafío complicado.
La noticia fue un golpe tremendo.
Ella y su familia de manera admirable superaron el estupor inicial, no sin llantos, desvelos, pero también con mucha fe en Dios.
Ahora cuando ya han pasado 3 meses de haberle detectado un “bichito” en la sangre que le ataca las defensas, y luego de varias internaciones, para detener a los malditos bichos, a ella se la ve esplendorosa.
Ya no es una nena de 6, es una mujercita madura, que sabe cuando debe tomar los remedios, para que debe internarse, a que médicos debe ver.
No salgo de mi asombro, cuando la veo bailar junto a mis hijas y amigas.
En su habitación preparan una coreografía durante horas, cuando la tienen estudiada, nos llaman a todos los que estamos en ese momento y nos regalan un show que tiene nada que enviarle a los de cualquier espectáculo infantil.
No se si bailara de manera perfecta, lo que si se, es que esa mujercita nos deja asombrados, conmovidos y por un momento nos hace olvidar la complicada realidad.
Hay que verla, irradia una luz que llena el alma, sus movimientos, su sonrisa, su personalidad, salen a relucir como nunca, todo lo feo se olvida, nos llena de esperanza y amor.
Esa es mi amiga Cadeluchi, la que me enseño, que por más que la vida te de palos, el buen ánimo, la alegría y la fe, todo lo pueden.
Hoy hace exactamente dos años que les escribí a ella y sus padres estas palabras, tenía por ese entonces la necesidad de expresar mi sentir con respecto a la difícil realidad que todos atravesábamos junto a ella.
Luego del tiempo transcurrido ver su recuperación, me hace confirmar que existe un Dios, que la fe mitiga muchas angustias y ayuda a sobrellevar cualquier situación.
No quiero entrar en el terreno místico, ya que tengo los conocimientos básicos del tema, pero me atrevo a decir que él intercedió para su recuperación.
De la misma forma que como dije entonces, sin el amor y constancia de sus padres, tampoco podría haber sido posible.
También, la ciencia de los doctores y su dedicación admirable.
Con todo ese plantel trabajando codo a codo para vencer al bichito invasor, no hubiese sido lógico no salir triunfantes.
Candeluchi, en estos 2 años y meses de lucha, jamás dio señales de flaqueza, fue una valiente, una heroína para su familia y todos los que la queremos como si fuese propia.
Ahora que veo la foto junto a mi hija Violeta, no puedo más que emocionarme, ellas que se conocen desde sus respectivas panzas de cada una de sus madres, siguen siendo inseparables, las une quizás el amor que tenemos entre las familias, o algo que esta más arriba y que no alcanzamos a comprender, por ende no podemos explicar.
Violeta, sufrió mucho la convalecencia de su mejor amiga, pero jamás fue a verla con cara de desaliento o a decirle palabras que no fuesen de optimismo.
Candela hoy en día, ya casi una señorita, sabe que su amiga jamás la dejo sola, y creo que por eso la amistad entre ellas se fortaleció aún más.
Hay que verlas como se preocupan la una por la otra, si una cae enferma por insignificante que sea el síntoma, la otra la llama y le da su apoyo.
Quizás no es buena la forma en que han madurado de golpe estas niñas, pero que hubiese sido de la otra si no hubiera atravesado por este duro camino juntas.
Por eso digo, que Candeluchi, es un ejemplo para muchas familias que estén atravesando un momento duro como el que paso ella, y puedan usarlo como modo de ver el vaso siempre medio lleno, contra viento y marea, pensar que no todo es definitivo y que siempre con valor y fe, puede superarse los malos momentos.
Candela Jazmín este es mi regalo que sale de mi corazón, que es tuyo también, desde que nos enseñaste a no temer y a enfrentar con fe las sorpresas de la vida.
lunes, 24 de agosto de 2009
Primo
viernes, 22 de mayo de 2009
De Tíos y Primas
Mi Tío Ernesto, hermano menor de mi madre, vivió en Tablada, hasta mis 14 años o sea hasta el año 1979.
Lo recuerdo como un tipo imponente, de mirada penetrante, serio, de pocas palabras, seguro de si mismo, protector, que detrás de esa coraza reflejaba en su mirada, escondía una persona de buenos sentimientos y noble.
Por él mi madre me puso Luis, ya que es su primer nombre.
Mi Tía Ana María, un cascabel, siempre alegre, cariñosa y verborrágica, buenaza como pocas y de un corazón enorme.
Mis primitas, la delicadeza y dulzura, éramos grandes amigos, pasábamos mucho tiempo juntos jugando.
Pero, por esos años el país era un polvorín, en crisis socioeconómica y con la dictadura militar en pleno auge.
Esta difícil situación trajo aparejada el despido de mi Tío de su trabajo como capataz en la planta envasadora de gas "ALGAS".
No puedo evitar comentar, que mi Tío, no fue por dicha crisis que fue despedido, si no por defender los derechos de sus compañeros.
No se bien los pormenores, pero de buenas a primeras nos llegó la noticia que iban a mudarse a Trenel, Provincia de La Pampa, un pueblo distante a más de 650 kilómetros, para probar suerte.
Mi Tía Ana María, su mujer, oriunda de ese lugar, donde sus padres poseían una chacra.
El sacrificio, de afrontar tan radical cambio, bien valía, ya que implicaba encontrar un sustento para ellos y por ese entonces sus cuatro pequeñas hijas, Mariana, Márgara, Mara y María Elena.
El adiós fue tan repentino, que no recuerdo nada de ese momento, mis primas hermanas y sus padres, de la noche a la mañana se habían ido.
De allí en más, las relación entre las familias desapareció, tan repentinamente como fue su partida.
Aquí , quiero detenerme y hacer hincapié sobre la congoja que particularmente sentí por la “pérdida” de mis amigas Primas y sus padres, personas que formaban parte de mi cotidianidad, de mi círculo intimo familiar.
En estas circunstancias de la vida, nos damos cuenta la importancia que tiene la unión por vínculo de sangre, ya sea con hermanos, padres, abuelos, tíos o primos, el perder dicha conexión trae aparejado un luto o duelo, que perdura dentro de uno por siempre.
Pasaron muchos años, cerca de 15, en este tiempo la vida continuó, terminé la secundaria, hice el servicio militar, me puse de novio, me case.
Hasta que una mañana, llamó a casa mi hermana para decirme que estaban de visita en casa de mamá, la Tía acompañada de una nena grandota como ella, de unos 12 años, era mi Prima menor Marisa.
Emoción, temblor en las piernas y ansiedad todo eso sentí al colgar el teléfono.
Fuimos raudamente con mi mujer, entonces, se produjo el reencuentro con una parte de mí, que se había ido muchos años atrás.
Si bien disfrute el poco rato que estuvimos con ellas, hoy a la distancia, otros 15 años después, me doy cuenta que no le preste la debida atención, ni le di el valor a ese reencuentro y lo que significó para mí por ese entonces.
Pues, es justo que hoy haga honor a ellos y mencione que fueron y son parte de mi mismo y que la vida no esta completa cuando a uno le faltan partes.
Muchas veces he escuchado: vos preocupate por tu familia, los demás son de afuera.
Yo digo sí, el núcleo es lo más importante, pero cual piedra arrojada al agua, ese núcleo forma parte de varios círculos concéntricos, que juntos hacen un todo.
Hoy que he vuelto a contactarme con ellos, a través del chat y los mensajitos por teléfono, me siento nuevamente completo, las cosas vuelven de a poco a su lugar.
De Tíos y Primas es un homenaje a mi familia y a mi mismo.
Puede que hayan sonado cursis o frases hechas muchas de mis palabras , pero el término cursi se usa por lo general como excusa para evitar decir o hacer cosas que realmente vienen de adentro, y que por timidez o temor a no ser correspondidos, no las sacamos a relucir.
La vida es una sola y las cosas hay que decirlas mientras transitamos en ella , después es demasiado tarde.
Con amor y cariño para: Tío Ernesto, Tía Ana María, Primas Mariana, Márgara, Mara, María Elena y Marisa.
Este relato lo escribí un día de mayo del 2009, hoy casi cinco años después, me he reencontrado con esta parte de mi vida que había perdido hace treinta y cinco años, como verán en la foto de arriba, el tiempo pasó, pero somos los mismos, somos familia...
Gracias Tíos, primas y sobrinos, por pensar de la misma manera, los adora su sobrino, primo y tío segundo.
viernes, 15 de mayo de 2009
Del Amazonas a Tartagal
"Cada minuto se talan en el Amazonas el equivalente a ocho campos de fútbol. Setenta mil kilómetros cuadrados de selva amazónica han desaparecido desde que Lula es presidente de Brasil, una superficie igual a la de todo Panamá. Cada minuto se talan en el Amazonas el equivalente a ocho campos de fútbol. En los últimos treinta años se ha perdido una extensión más grande que Chile. Las talas ilegales, las extorsiones, las apropiaciones ilegales y la esclavitud son la realidad de cada día en la región natural más rica de todo el mundo".
“El desastre natural que azotó a la ciudad de Tartagal en la provincia de Salta, cerca de la frontera noroeste de nuestro país, suma una más al listado de catástrofes climáticas cuyos efectos golpean duramente a la población por falta de adecuados sistemas de prevención frente a estas contingencias. Las intensas lluvias provocaron un aluvión de troncos, barro y agua que taponó el río Tartagal e inundó buena parte de la ciudad, provocando víctimas, destrozos y miles de evacuados. Es la segunda vez en los últimos años que esto ocurre, pero lo acontecido ahora fue de mayor gravedad y ello puede deberse, según los expertos en climatología y recursos hídricos, a la deforestación que provoca la erosión de los suelos y aumenta el impacto de las lluvias. Hace dos años, especialistas habían advertido que un aluvión podía volver a afectar a esa zona y recomendaban obras de infraestructura y un plan de reforestación. De hecho, se habían iniciado obras de canalización del río en reemplazo de las destruidas en 2006, pero quedaron destrozadas por este aluvión”.
Ustedes se preguntarán ¿que le pasa a Luis? ¿Ahora esta con Greenpeace?
No, simplemente varios factores me condujeron a este pensamiento, me llevaron a levantar la cabeza más allá del perímetro de donde me muevo diariamente.
El primero, cuando mire el cielo y me dije: cuanto tiempo hace que no llueve.
Luego, toque la tierra de la vereda de mi casa y esta parecía harina marrón.
Las veredas cubiertas de ese polvo, las plantas, los animales, los techos y paredes de las casas y el ambiente, más allá del smog, deja de ser diáfano por este mismo polvillo que vuela constantemente.
Me pregunto ¿Baires esta desertificándose? y si es así ¿porque?
De acuerdo a lo que leí, aparentemente hay varias teorías, dos de ellas, resumiendo, hablan de:
a) La subtropicalización (creo que invente la conjugación) de la región se debe a un cambio natural, que miles de años antes, así era el clima por estos lares.
b) La tala indiscriminada de árboles, la deforestación, no solo de la región del Amazonas, si no también las practicada en el sur del Brasil, Paraguay y todo el chaco Salteño argentino, trae aparejado este desequilibrio ecológico.
Por mi parte, me quedo con la opción b), ¿porque? por que, entre otras cosas, recuerdo en mis años en secundaria estudiar que el amazonas era el pulmón de América del Sur, que allí radicaba el equilibrio ecológico de la región.
Mirando las fotos que están más arriba, no quedan dudas, que semejante devastación de la vegetación, no le sale gratis al ecosistema.
Cuando ocurrió el desastre de Tartagal, ver y escuchar como nuestros dirigentes hacían la vista gorda ante tamaña realidad era indignante.
Como echaban culpa a la pobreza y a la marginalidad, que si estos humildes habitantes de las márgenes del río, no se hubieran afincado en zonas inundables, como si el pobre pudiera acceder a los sitios de ideal ubicación geográfica, ellos viven allí porque no tienen la posibilidad de acceder tierras en terrenos mejores, esto no les hubiese afectado.
Negaban también, el hecho tangible de los miles de troncos perfectamente cortados que llegaron con el torrente e hicieron que la magnitud del desastre "natural" se multiplicara.
Nos explicaban que dichos troncos eran de árboles vivos, que fueron arrastrados por la furia de la corriente.
Negación y error a sabiendas en la explicaciones sobre las causas de este fenómeno "natural". Digo, no tienen la lucidez para ver la realidad, imagino que no les será fácil o políticamente conveniente, asumir la responsabilidad que les cabe directa o indirectamente.
Me pregunto entonces ¿porque nadie hace nada para frenar esta salvaje depredación del medio ambiente?
¿Cuando este gobierno se decidirá a impulsar de una buena vez la reglamentación de la Ley de Bosques Nº 26331 del 28-11-2007?, que duerme el sueño de los justos a la espera de la destrucción total de nuestros recursos naturales. Por el contrario adjudica las causas del desastre a un fenómeno natural cuando en realidad las causas verdaderas que nunca se darán oficialmente radican además en la falta de previsión, en las obras inconclusas del Río Tartagal que luego del desastre del 2006 NO FUERON TERMINADAS.
Me encuentro con estas respuestas:
1) La codicia del hombre esta en su naturaleza, y nada lo detendrá para lograr sus objetivos.
La Biblia dice que Dios le dio al hombre el don de la inteligencia y la capacidad de amar, para que domine al mundo y lo haga perfecto.
Claro está, que el hombre tiene estos dones, ya que pudo por ejemplo, inventar la penicilina.
Pero por otro lado, el mismo hombre, también creó la bomba atómica.
Esta falla en el plan de Dios para con los hombres, queda expuesta en toda su dimensión con la obsesión permanente de estos por obtener mayores ganancias hoy, a sabiendas que va en desmedro del cuidado del ambiente y aunque esto signifique el principio del fin para la vida de sus hijos y nietos mañana.
La idiotez y omnipotencia del hombre también proviene de haberle dado estos dones seguramente, por ende sentirá que a él esto no lo afectará, que la tierra soportará el castigo, seguirá pensando en sí mismo y en nadie más, siquiera en sus descendientes directos.
2) Con gobernantes tan sometidos a la voluntad y pensamiento de los poderosos industriales y terratenientes, nada cambiará, ya que en estas circunstancias, es cuando queda al desnudo lo manipulados que están unos por otros.
Al hombre le fue dado el don de la inteligencia, cuando esta la usa para hacer más el mal que el bien, ¿que nos queda? ¿el Apocalipsis?
miércoles, 13 de mayo de 2009
De madres e hijas
Luego de esta larguísima introducción, de la cual no quise quitar ni una coma, ya que cada párrafo me resulta esclarecedor y confirman a su vez pensamientos que me perseguían desde que mi hija mayor entro en la pubertad / adolescencia.
Entendí, cada roce, pelea o discusión entre dos de las mujeres que más amo en el mundo, si bien me seguirá doliendo sus enfrentamientos como si fuesen propios, lo trataré suavizar, teniendo presente esto que está escrito más arriba..
Esta vez no me deja mucho más para acotar, léanlo, quizás para muchos será un tema archí conocido, pero para otros como yo, les servirá para entender un poco más acerca del intrincado universo de la femineidad.
Dios me salve!!, Violeta esta por llegar a esa etapa.
miércoles, 6 de mayo de 2009
Vacaciones inolvidables
Principios de 1998, mi familia y yo, compuesta en ese entonces por mi mujer Silvina, y dos de mis hijos, Juli de 4 y Cori de 2 años, emprendimos las que denominaremos por siempre como vacaciones inolvidables.
Por ese entonces no teníamos vehículo propio, por ende emprender con dos chicos de tan corta edad, un viaje en micro, era casi una tarea ciclópea, aunque se tratase de escasos siete días.
Cargar 3 bolsos, 1 sombrilla y 2 carritos "paragüitas" mas los mencionados gurrumines, solo podía lograrse, con ganas, juventud e imperiosa necesidad de salir de la rutina anual.
Siendo las 22 hs., iniciamos el viaje a Santa Teresita, con todos los Santos en nuestro itinerario ya que el micro partiría desde San Justo.
Bajo una lluvia torrencial, subimos al remis que nos llevaría, desde nuestro hogar en Tablada, por escasos 2 Km. hasta la parada de ómnibus.
La tormenta se hacía a cada cuadra más intensa, hasta que en mitad del recorrido, en una oscura boca calle, de pronto el Renault 12, se sumergió en un pequeño lago formado en la intersección mencionada, para luego de hacer unos pocos metros detenerse por completo.
Pasaron unos segundos de silencio profundo dentro del vehículo, seguidamente el chofer trato infructuosamente de ponerlo en marcha, cruzamos miradas y bajamos al unísono del mismo, antes, ni bien abrimos las puertas delanteras, el agua ingresó cual torrente.
Un vez fuera, con el agua por arriba de las rodillas, mientras Silvina y los chicos permanecían sentados como indios en el asiento trasero para no mojar sus pies, el chofer y yo empezamos a empujar para sacar de ese incómodo lugar al Renault.
No con poco esfuerzo logramos nuestro cometido, y luego de dos o tres intentos, el auto arrancó.
En ese momento miré mi reloj algo empañado por el agua, y me dije, menos mal que salimos temprano, ya que a pesar de este contratiempo llegaríamos con suficiente margen a la parada.
Una vez allí, busque en mi bolso de viaje otro par de zapatillas y medias, me cambié y pensé nuevamente, ya está, aquí no paso nada, todo salió bien.
Pasadas las 00.15, una hora más tarde del horario del micro, seguíamos allí esperando nosotros y los 20 pasajeros restantes, previamente, empezaron los reclamos y pedidos de explicaciones por parte de los viajantes, pero recién en ese momento pasada la medianoche, obtuvimos una respuesta por parte de la empresa: "El micro tuvo un desperfecto, se llueve más adentro que afuera , por ende debemos esperar que nos manden un reemplazo".
Volví a pensar, no hay mal que por bien no venga, salir a la ruta con este clima y con un micro que se llueve todo, no es la mejor idea, quizás en unos minutos el clima cambie y además iremos en un transporte en condiciones.
Cerca de las 2 AM, ya sin saber como sostener a los otrora inquietos niños, convertidos en sonámbulos de 20 y 30 kgs. respectivamente, apareció nuestro transporte.
La lluvia había cesado casi por completo y el tiempo insinuaba mejorar.
Mis deseos cumplidos dentro de la adversidad, sin lluvia y con micro nuevo.
Partimos 2.30 AM, Cori y yo en el 3er. asiento del lado del conductor, Silvi y Juli del lado opuesto.
Ni bien empezada la travesía, el copiloto subió a poner la clásica peli para el viaje, notamos con Silvi que a un volumen exagerado, pero ya no estábamos a esa altura de la madrugada para iniciar ningún otro tipo de reclamo.
A los 40 minutos de viaje, ya todos los pasajeros dormían, a pesar del enajenante sonido de las naves espaciales atacando la Casa Blanca, con sus rayos devastadores, sí, como para relajarnos no tuvieron mejor idea que pasar “El día de la independencia” a todo volumen, luego comprenderíamos que el motivo era otro.
Con la mirada perdida en la oscura ruta, iluminada solamente por los faros del micro, empecé a divisar a la distancia luces, que a medida que nos aproximábamos dejaban ver una gran rotonda.
Me despabilé por completo, tuve un presentimiento, fije la vista y note de inmediato que el micro no disminuía su velocidad a medida que nos acercábamos, recuerdo que me dije: lo único que falta es que se haya quedado dormido el chofer.
De pronto de la intersección apareció otro micro que intentaba desesperadamente detener su marcha, mientras hacía luces y tocaba su bocina infructuosamente, en ese momento vi la trompa pasar junto a mi ventanilla, tan cerca, que pude ver la cara de pánico del chofer, e imagino que él la mía, inmediatamente después, nuestro chofer al dar un volantazo subió a los clásicos triángulos que se forman en las entradas de las rotondas, el bólido empezó a mecerse con gran fuerza de un lado hacia otro y todo el equipaje de mano guardado en las bauleras, volaba sin control por el pasaje, fueron segundos eternos de gritos y terror, que terminaron tan de repente como habían comenzado.
Al volver del aturdimiento, me di cuenta que tenía a mi pequeña niña aferrada a mi brazo, en silencio y más que nunca hablándome con sus enormes ojos negros.
Inmediatamente después, mire hacia mi derecha y estaba mi mujer, abrazando a un Juli completamente dormido, con una cara de terror como jamás la había visto en ella.
Luego, empezamos a preguntarnos los pasajeros unos a otros si estábamos bien, por suerte nadie salió lastimado.
Los choferes no daban señales de su existencia, por eso una vez recobrados del susto, accedimos a la parte delantera, donde no había nadie y los rastros del accidente se notaban claramente.
El parabrisas destrozado y todo el habitáculo en completo desorden, cuando bajamos, observamos aterrados como el micro estaba encajado en el barro a centímetros de un zanjón de 2 metros de profundidad, con toda la parte inferior del frente destrozada al igual que las cubiertas delanteras.
Finalmente a unos cuantos metros cerca de la ruta encontramos a los choferes, también en shock, que con todo tipo de excusas evitaban explicarnos lo sucedido.
Ante nuestra presión, reconoció uno de ellos que se habían quedado ambos dormidos, ya que no habían descansado bien desde hacía días, pués no era la primera vez que debieron salir hacia la costa ni bien llegados de la misma, casi sin parar.
Una hora después, al llegar dos micros de la misma empresa, los pasajeros de ambos se ubicaron todos en uno, para dejar libre el que nos trasladaría finalmente a nuestro destino.
Cabe aclarar, que entre los más jóvenes del pasaje, tuvimos que trasladar, en medio del pastizal y el agua, todos los equipajes de un vehículo al otro.
Para ese entonces, me dije, una vez retomado el viaje, exhausto y empapado, que dejaría de ver las cosas del lado positivo, ya que cada vez que lo hacía
las situaciones se tornaban más dramáticas.
Pasadas las 10 AM entramos a Santa Teresita, Juli despertó y lo primero que dijo fue: ¿Por qué cambiaron las cortinas del micro?.
De inmediato todo el pasaje comenzó a reír, sirvió para descargar la angustia que cada uno de nosotros aún tenía dentro.
La historia no termina aquí, luego sobrevendrían situaciones no tan dramáticas pero que sumadas unas con otras, podrá decirse, que lo sucedido hasta el momento no es digno por completo de llevarse el título de este relato.
Llegamos a la terminal, de desde allí con un remis nos dirigimos al departamento que nos prestara una amiga de la familia.
Muy bien ubicado a 3 cuadras del centro y a 2 de la playa, entramos y para nuestro asombro, si bien nos lo había descrito como un pequeño lugar, no nos habíamos imaginado, que amén de ser chico, era tan oscuro, incómodo, con ese olor característico del encierro y humedad.
Lo primero que tratamos de ubicar fue el patio que nos contara, es así que luego de abrir una persiana hasta el piso, nos encontramos con el bendito patio, que medía 2 por 4 metros y daba a otra ventana enfrente.
Al mirar hacía arriba, solo veíamos más departamentos, por ende el sol brillaba por su ausencia casi todo el día.
Recordé lo de ver las cosas positivamente, pero esta vez no pude dar con algo que me inspire a hacerlo.
Regresamos a la pequeña cocina, comedor, living y sala de estar de 2 x 3 y nos sentamos en las únicas tres sillas que había, por suerte Cori se arreglaba en su paragüitas.
En el otro ambiente nos encontramos con la habitación, compuesta por una cama de plaza y media y una cucheta, donde quedaba solamente espacio para una sola mesita de luz.
Ni bien abrimos el roperito, nos topamos con una infinita variedad de ácaros, digna de un congreso sobre alergias.
Abrimos la pequeña ventana que daba al patio mencionado y de inmediato sentimos la sensación de estar en un verdadero aguantadero, donde mantienen cautivos a sus víctimas los secuestradores.
Al rato el sol desapareció y dio paso a una tenue llovizna, menos mal que no era domingo por la tarde pensé, ya que el resto del entorno propiciaba uno que otro intento de suicidio.
Luego de ir a comprar lavandina y lisonform, e inundar los ambientes con ellos, salimos a almorzar afuera, ya que allí comprendimos que solamente podríamos encender la cocina para calentarles la leche a los chicos.
Ver el mar!! esa era la consigna, pero si bien estábamos cerca no era aconsejable para las criaturas, había bajado la temperatura y la llovizna aparecía de a ratos.
Así que luego de comer, volvimos pegaditos a los frentes para cubrirnos del agua.
Nos quedamos un buen rato en la entrada del edificio, ni ella ni yo quería volver a entrar, aunque estuviésemos sin dormir desde el día anterior, y que ansiábamos una siesta.
Finalmente entramos, y el sueño nos venció a los cuatro.
Desperté sobresaltado, estaba oscuro, no sabía bien donde estaba, choque mi tobillo con la mesita de luz y alcancé a prender el velador que se había caído.
En ese momento me di cuenta, que todo era real, no estaba viviendo en una pesadilla.
A la noche, ya sin lluvia pero con viento y frío, volvimos a comer fuera, regresamos y nos acostamos con la ilusión que al día siguiente las cosas fuesen diferentes.
En siete días de estancia en Santa Teresita, llovieron seis y fuimos 1 sola vez a la playa y gastamos más dinero que si nos hubiésemos alojado en el Hyatt.
Para finalizar, el viaje de vuelta fue al mediodía con un sol y calor agobiantes, en un micro con escaso aire acondicionado y los niños por demás fastidiosos.
Volví a subir a un micro casi 10 años después, comprobé que el miedo y esa sensación de estar a la buena de Dios no habían desaparecido aún.
Estas vacaciones inolvidables, fueron el hito que nos movilizó a empezar ahorrar para comprarnos un auto.
jueves, 26 de febrero de 2009
De Mujeres
Me considero un gran conocedor del pensamiento femenino, ya que me criaron mujeres y mis mejores amigos, fueron y son mujeres.
jueves, 12 de febrero de 2009
VIAJE AL INGENIO II
Quedaron muchas cosas en el tintero, sinceramente las noticias negativas sobre el Ingenio me cayeron como un balde de agua fría, pero como me dijo una sabia amiga, cuando uno es joven busca ídolos o pertenencia, cuando crece, se da cuenta generalmente, que estas referencias fueron exacerbadas o agigantadas y terminan defraudándolo de una u otra manera. Por eso en esta segunda parte, me parece justo resaltar los aspectos positivos de este viaje al Ingenio, el hecho que a partir de esta fábrica, una ciudad pudo desarrollarse, dándole bienestar a miles de personas desde principios del siglo pasado y así también el sentimiento de pertenencia que generó en mi juventud. Resaltar el don de gente de los tucumanos y los paisajes maravillosos que conocí de esta provincia, bien llamada el jardín de la república.
Contar también, sobre todo, las excursiones a las que mis compañeros nos llevaron, como por ejemplo la de Tafí del Valle, que fue sin dudas la más impactante y por ende la que tengo más grabada en mi memoria.
El día viernes uno de nuestros compañeros, nos llevo a recorrer San Miguel, en especial la histórica casa de Tucumán.Quiero detenerme en los retratos que grabé en mi memoria al entrar a la capital de la provincia.
Luego de atravesar un incipiente barrio de casas precarias, humildes y de desordenada urbanización, se abría paso una ciudad donde la limpieza y pulcritud se conservaba (de acuerdo a los dichos de los habitantes del lugar) desde la última dictadura.
Los cordones de las calles y avenidas pintados al igual que los troncos de los árboles de blanco, tal cual como estaba acostumbrado a ver en los Regimientos que visite con mi padre, ese típico e inconfundible orden castrense.
También me enteré que en los años oscuros, estos barrios de la periferia que hoy se veía en pleno auge, fueron eliminados por topadoras de un día para otro.
Imagine, que en esos años, todo se vería más como un verdadero cuartel, sin miseria, ni pobres, ni marginalidad, y que por ende, todos estos aspectos eran acaparados por los mismos uniformados que establecían el orden.
Seguidamente, entramos en el Parque 9 de Julio, este inmenso paseo diseñado por Carlos Thays, el mismo que diseño el Parque 3 de febrero.
En él se encontraban, entre otros centros deportivos, culturales y recreativos, el autódromo Nasif Estéfano (nombre del piloto de autos más famoso del la provincia), el palacio de los deportes, un gimnasio para variada actividad, el Lawn Tennis Club, el Club Hípico y la Facultades de Filosofía y Letras, la de Psicología y Odontología, la Casa de la Cultura y así como también el Rosedal y el Jardín Italiano .
Sinceramente recorrimos maravillados este predio fascinante, mientras lo hacíamos empezábamos a darnos cuenta que la Argentina no terminaba en esa gran urbe llamada Buenos Aires.
Salimos del Parque y por una avenida ingresamos al casco céntrico e histórico de San Miguel, al final de dicho ingreso, se veía en el horizonte, nuevamente esas montañas de color azul grisáceo, que engañaban la vista, ya que se asemejaban a una tormenta amenazante.
Paso seguido estacionamos el auto a metros de ese lugar tan conocido y muchas veces visitado por nosotros en las revistas Anteojito o Billiken.
Se trataba de la histórica Casa de Tucumán, fue emocionante ver esa casa pintada de blanco impecable y atravesar sus puertas abiertas pintadas de verde, llegar a un jardín, no tan conocido por nosotros, rodeado de un patio en galería en forma de cuadrilátero.
Entrar en la sala donde se declaró la independencia fue un verdadero descubrimiento, jamás pensé que esas cuatro paredes significaran tanto para mí o para cualquier persona que hubiese estudiado nuestra historia, quizás sea porque el corroborar que existió y existe un lugar tan importante para nuestra vida como nación, uno cobra conciencia de su valor.
Simplemente quiero recalcarles que yo tenía por entonces veinti tantos años, por ende, como a cualquier persona de mi edad y generación, no estaba arraigado en mí "el orgullo de lo nacional", pero el pisar esa casa me conmovió, por eso creo que es una experiencia que todo ciudadano de este país debería vivir, es más, lo ideal pienso, es que todos los chicos en edad escolar tendrían que tener esa posibilidad.
No solamente allí, si no en tantos lugares donde se forjo nuestra historia.
Me viene a la memoria una anécdota de Silvina, mi mujer, cuando fue con sus alumnos a visitar la Ciudad de San Lorenzo y que estando parada en ese campo donde se libró una de las batallas más importantes de nuestra historia, sintió revivir su época escolar y sobre todo esa sensación emocionante de pisar el mismo lugar donde muchos compatriotas dejaron su vida por nuestra libertad.
Llegada la tarde, con el sol perdiéndose tempranamente detrás de las montañas, recorrimos el predio ferial de la Ciudad, que sinceramente, luego de tantas emociones, si bien era muy grande y con una variada muestra de artesanías de la región, nos pareció, quizás también porque estábamos agotados, que no era un lugar extraordinario.
Volvimos entrada la noche a Concepción, si el camino por la ruta 38 nos había parecido riesgoso durante el día, con esa oscuridad típica de una noche sin luna, reflotamos toda nuestra galería de oraciones y ruegos olvidados hasta entonces.
Al día siguiente, todavía con la niebla matinal, paso otra de nuestras compañeras a buscarnos, Marta, que junto a su marido, nos llevarían al que sería el viaje más disfrutado y recordado por mí.
Tomamos como siempre la ruta 38 hacia el noreste, pero esta vez previo paso por Monteros, pueblo natal de Marta, donde conocimos a sus padres, desayunamos con ellos y escuchamos atentamente todo lo que esa pareja de ancianos, de mirada tranquila y amabilidad extrema, nos contaba sobre su pueblo.
Seguimos viaje, tomamos la Ruta Provincial 307 hacia el noroeste, este camino conocido como el de los Valles Calchaquíes.
Trepar la sierra por la ruta 307 era un espectáculo en si mismo, meterse en esa selva espesa, que caía en picada a los costados, con el camino como única referencia, era fascinante.
Mientras viajábamos nuestros guías nos contaban historias sobre la guerrilla que se instaló en ese lugar en los 70 y comprendimos cuan inexpugnable era su posición y porque se comparó tanto esta contienda entre estos y los militares, con la de los yanquis en Vietnam.
Luego de varios kilómetros de ascenso, descubrimos también lo afortunados que éramos en contar con tan buen conocedor del lugar como el marido de Marta, debo admitir que por sus relatos y sapiencia sospeche que hablaba con conocimiento más allá de lo corriente, pero sinceramente me dio temor ahondar sobre el tema. Por un momento me lo imagine, con un habano en la boca y ese gorrito verde de fajina, al mejor estilo del Che.
Pero sin dudas, no era para cualquiera manejar por ese camino serpenteante y por demás riesgoso.
Finalmente y como un destello, apareció frente a nosotros en un valle a 2000 metros de altura el Embalse La Angostura, un espejo de agua con un brillo mágico, el dique del Mollar. Llamado así por el pueblo situado junto a él, si el mismo Mollar al cual le canta Mercedes Sosa.
Les recuerdo que tanto Javier mi compañero en esta excursión, como yo, éramos más bien bichos de ciudad, con un conocimiento escaso del interior, menos aún de los paisajes de montaña.
De más está decirle entonces, que estábamos extasiados ante lo que se nos presentaba delante de nuestros ojos.
No existía cámara, ni video que pudiese guardar todo lo que nuestros ojos gravaban casi sin pestañar.
Comprendí como la naturaleza es infinitamente más abrumadora que cualquier cosa inventada por el hombre, como no existe nada capaz de superar un espectáculo semejante.
El Mollar, un pequeño pueblo de casas bajas, totalmente árido, cual película del lejano oeste, entre los cactus más grandes que he visto en mi vida, su altura promedio alcanzaba el metro y medio.
Más adelante, costeando el lago del embalse, el valle comenzaba a ensancharse y al final de la ruta nuestro destino final, Tafí del Valle.
Tafí del Valle, otro lugar soñado, apartado de la locura urbana, con sus callecitas de cuento, prácticamente sin transito vehicular, y con gente amigable y sencilla que brindada hospitalidad a cada instante.
Almorzamos allí, los famosos tamales, que no hicieron más que aproximarnos aún más a nuestras raíces, quien no tiene en su memoria esos cantos de los vendedores ambulantes ofreciendo “tamales” por las calles de la colonial Buenos Aires.
Recorrimos cada rincón del lugar, queríamos llevarnos en nuestra mente ese paraíso, una verdadera burbuja donde el tiempo quedó detenido y la paz se respiraba a cada paso.
Debería terminar esta historia con un ¡visite Tucumán!!!, pues así lo haré.
lunes, 2 de febrero de 2009
VACACIONES 09 "EL REGRESO"
Esto de tener mi propio Blog, ha sido la mejor idea que me hayan dado en los últimos años.
Carlos fue el que me sugirió crear un lugar, y yo que en un principio no le presté demasiada atención, en cuanto me senté frente a la compu, días después, lo primero que hice fue crear uno, y así empezó, esta por ahora inagotable descarga de ideas y recuerdos "on line" que tanto bien me hace.
Luego de éste breve prólogo sigo con el tema del título.
Vacaciones... anheladas vacaciones.
Finalmente pude realizar mi soñado y querido paréntesis de la rutinaria, por momentos, engorrosa y extenuante vida diaria.
Los años pasan y todo aumenta, las responsabilidades aumentan, aumenta la cantidad de hijos, aumentan los gastos, aumentan las exigencias y si bien uno sigue dándole para adelante, siente que cada final de año se torna más dificil llegar entero.
Pienso que estos "aumentos" deberían comenzar a decrecer en unos años, a medida que los hijos se manejen solos, los gastos puedan estabilizarse, y las exigencias no sean tan urgentes.
Dije en unos años, a modo de consuelo o mejor dicho una especie de luz al final del camino, ya que todavía estamos lejos del pico máximo de "aumento".
Si uno hace un breve repaso de gastos a cubrir en los próximos 5 años, tenemos:
a) en año y medio cumple 15 mi hija del medio.
b) en ese mismo período Comunión de la benjamina.
c) en 3 años viaje de egresados primaria de la pequeña.
d) en 4 años viaje de egresados secundaria del primogénito .
e) en 5 años viaje de egresados secundaria de la que en año y medio cumple 15.
Por otra parte en este mismo lapso las exigencias aumentarán casi geométricamente.
Ya que como bien dicen: hijos chicos problemas chicos, hijos grandes problemas grandes, y todo esto multiplicado por 3.
Ahora si metiendome en el tema específico, estoy en condiciones de asegurar que las vacaciones 09 fueron las que más disfrute en toda mi vida.
Pavada de afirmación, pero es la pura verdad.
Puede decirse que estos dichos efectuados a 48 hs. de regresar, sean algo poco meditado o analizado, pero no me caben dudas que fue así.
¿Porque?
Paso a enumerar:
1) Descanse como nunca, no solo por el hecho de dormir mucho o tirarme a leer debajo de un árbol, hice lo que realmente quería hacer. Si me levantaba con ganas de ir a caminar, lo hacía. Si quería leer note que había recuperado ese espacio, perdido y relegado por años, ya que desde el nacimiento de los crios, ese exquisito momento fue desapareciendo, ya que se tornaba muy dificil concentrarse con uno o dos niños trepándose por mi cuello o sentándose sobre mi material de lectura, no me quejo, pero sin darme cuenta esto fue sucediendo, ahora con los chicos crecidos esto casi, digo casi, no sucede. Por otra parte, en mérito de ello, si alguno de mis hijos me reclamaba para alguna actividad, a diferencia de lo que comúnmente solía hacer, ya fuese en vacaciones o no, dejaba lo que estaba haciendo y me encomendaba a él, ella o ellos.
¿Esto que trajo aparejado? Que todos los reclamos acumulados por años, fueron "cancelados" y toda mi culpa atrasada se desvanecía en igual medida, con esta atención personalizada e inmediata que les iba prestando día a día. Todo fue más distendido y ameno entre el grupo familiar.
2) No había casi reclamos ni pedidos por parte de mi amada cónyuge, que si bien en la mayoría de los casos fueron valederos y justos, el hecho de hacer oídos sordos a los mismos trajo aparejado momentos de tensión y discusiones innecesarias, todo eso cambió en estas vacaciones.
Influyo el hecho que el lugar elegido para veranear se encontraba bien ubicado, por ende la mayoría de los pedidos de servicio de remis, mandadero, guía turístico y/o de entretenimiento, eran poco solicitados en éste lugar donde todo estaba al alcance de la mano.
Los pedidos iban decreciendo a medida que los días pasaban y a su vez estos iban satisfaciéndose sin vueltas, ni pedidos de aplazamientos o empaques de mi lado.
Descubrí luego de muchos años como acallar los reclamos, eso sí con la ayuda de mi ubicación socio-geográfica y mi drástico cambio de actitud de negativa, otrora desgastante para ambos.
3) Disfrute de mi familia, creo que por primera vez realmente nos escuchamos, interactuamos y por ende terminamos de entender ciertas cosas o aspectos que hasta el año anterior a cada uno nos quedaba pendiente de resolver acerca del otro.
Seguramente ayudo que los chicos ya están lo suficientemente grandes para hacerse entender y a su vez comprender muchas cosas.
El hecho también de no tener caja boba (televisor), cajita boba (compu), ni demás elementos del "demonio", causo un efecto extraordinario en la relación interfamiliar.
Vacaciones 09 o como lo esencial no es siempre invisible a los ojos.
jueves, 8 de enero de 2009
VACACIONES 09
Pero a su vez me asaltan dudas ¿Donde ir? ¿Me alcanzará el dinero? ¿ Cuanto le deberé pagar al mecánico al cual le deje el auto hoy por la mañana?, ¿será el importe reservado para el alquiler en vacaciones?.
Es dificil vivir de un sueldo, aunque peor es vivir sin sueldo, pero a veces lo dudo, ya que si no tenés nada, tenés menos para cuidar, o si vivis con dinero de sobra al mes, son demasiadas preocupaciones, pero compensadas con un buen estandar de vida.
En cambio al vivir de un sueldo, tenés la sensación permanente de no poder alcanzar los objetivos mínimos e indispensables, la amargura de tener la capacidad intelectual, fisica y sicológica de enfrentar cualquier reto que pudiese presentarse, menos el de un aumento sorpresivo de cualquier gasto fijo, eso trae un desbarajuste en la economía familiar, y recuperarse del mismo es solo posible con cada medio aguinaldo, eso sí, esto trae aparejado relegar o achicar los gastos de esparcimiento, esto incluye las vacaciones anuales.
Un permanente circulo vicioso:
sueldo
gasto inesperado ajuste esparcimiento
vacaciones acotadas
Dichosos!! algunos de mis amigos tienen el lugar reservado para sus vacaciones desde hace un mes.
Claro, a ellos no les toco esta vez, pagar el tratamiento odontológico de sus 3 hijos como a mí, ni se le rompio el auto 2 veces seguidas, ni debieron incrementar el dinero para manutención de sus madres.
Claro así cualquiera!!! que piolas!!!
Pero no me voy a achicar, las vacaciones son un derecho adquirido y tengo la obligación de salir unos días, cambiar de aire, ya que mi peor error sería, pasarlas de largo, como si fuesen la suma de varios fines de semanas, salida los sábados a ver a mi vieja, asadito los domingos en casa, no eso no puedo hacer!!!
Cambiar de aire... esa es la clave, no hay ningún otro misterio, es así de simple, tal como suena.
Ahora estoy en manos de Ricardo, mi mecánico, de él dependen mis vacaciones, 200 o 300 pesos más de lo esperado, puede ser la diferencia entre la libertad o la rutina.
Por eso cuando lo enfrente, sin decir palabra, le hare notar que de él depende la felicidad de toda mi familia y la mía propia.
Mi mujer quiere ir a Reta, un lugar ubicado cerca de Monte Hermoso, hinóspito como pocos, al cual se llega, saliendo de la ruta, tomando por un camino de tierra más de 20 kms hasta llegar.
A los costados de este camino, según cuentan unos pocos aventureros y arriesgados visitantes, solo se ve colas de zorros y yuyos de metro y medio de altura.
Siempre dude en ir, pienso que estoy esperando la oportunidad para comprar un Volkswagen Touareg, como el que pilotea Carlos Sainz en el Dakar.
La otra opoción que me presentó, fue la de San Clemente, le conteste que todos los extremos son malos, ni en el culo del mundo, ni a metros del estuario del Rio de la Plata.
Así que, creo que iremos donde el viento nos lleve, sí, pienso ponerle velamen a mi Polo, y de esta manera "ahorar" en combustible.
martes, 6 de enero de 2009
El último cigarrillo
El último cigarrillo, si fuese tan fácil poner en práctica esa acción como escribirlo...
Aquí estoy luego de 48 hs. (en realidad 59 hs. y 55 minutos) de haber fumado por última vez.
Ahora entiendo a Charly García, el "Diego", y otros tantos adictos en recuperación.
Por suerte no vivo en un 7mo. piso con pileta en PB. Ni en una quinta con rifles de aire comprimido.
Sin embargo, tengo a mí alrededor a mis 2 hijos adolescentes, ni nena de 8 años y mi mujer, todos fastidiosos por el calor, el ocio de haber terminado las clases y por ende el aburrimiento.
Si a eso le sumamos mi fastidio por regresar al trabajo, el calor al salir, el significativo hecho de volver a casa en un auto que no le funciona el aire acondicionado, esquivar él transito, que amén de otros años en enero, solo se ha reducido en un 30 %, es decir que con el incremento del parque automotor en los últimos tiempos, da lo mismo que la nada. Como si esto fuera poco, deje de fumar.
Imagínense si para colmo, el de adelante me frena de golpe, u otro se me cruza de improviso.
Por eso, me encomiendo a Dios cada vez que subo al auto, trato de ir por calles internas, poco transitadas, aunque esto me demande varios minutos más de viaje.
Más vale perder un minuto en la vida...que asesinar a alguien o morir en el intento en un minuto.
Ayer lunes, con todo lo que el primer día de trabajo implica luego de un finde por demás largo y ya con más de 32 hs. de abstinencia encima, atravezaba un duro trance, y el hecho de tener que saludar a mis compañeros con una sonrisa, atender a otros con sus problemas de trabajos no resueltos en la corta semana anterior, atender el teléfono a proveedores que con razón pedían lo suyo, por todo esto fue doblemente dificultoso transitar el día.
Cuando dieron las 6 de la tarde, salí de la oficina, cual galgo de carrera detrás del conejo.
Mi envión duro poco, en cuanto pise la vereda, el calor era insoportable, eso de trabajar con aire acondicionado es lo mejor que te puede pasar, pero cuando salís, pensas, que estar todo el día a 24 grados y de golpe enfrentarte a los 35 del exterior, no es del todo saludable.
Tras cartón llego a mi Polo, estacionado en el medio del sol, era increíble ver a mi auto parado en el único lugar donde daba el sol todavía en toda la cuadra.
Subirse fue todo un suplicio, y ponerlo en marcha otro.
Estuve casi 10 minutos intentando que el "rulo" del calentador prendiese, transpiraba cual parturienta en pleno trabajo.
Para colmo, no tenía la posibilidad de encender mi válvula de escape, un cigarrillo, como para calmar los ánimos.
Finalmente arranco, por suerte, ya que si demoraba unos minuto más, seguramente debería llamar al auxilio, no por que el vehículo no arrancase solamente, si no por que alrededor del volante solo abría una maraña de cables y plástico destrozado.
Como les comente, mi automóvil, si bien tiene equipo de aire acondicionado, este desde que lo compré jamás funcionó.
Es así, que el embotellamiento de Av. San Martín y el posterior de Gral. Paz, lo viví todo a temperatura ambiente, o sea aproximadamente a los 50 grados que registraba el asfalto por esas horas.
Llegue a mi casa, mi adorada familia me esperaba, en realidad no sé si lo hacían, todos estaban callados, medios pálidos y con el pelo mojado de transpiración.
En ese momento me pregunte: ¿hace casi 20 años que trabajas en empresas de aire acondicionado, que esperas para tener uno?.
Es muy larga la respuesta, y sinceramente en este momento no estoy de humor para escribirla.
Esta vez, creo que se arrepintieron por haber sido siempre tan insistentes en que deje de fumar.
Les dije que estaba con pocas pulgas y el primero que desoyese mi orden de ayudar para la cena, recibiría toda la ira acumulada en estas horas de abstinencia.
No sé porque, raudos me dieron una mano, y pedí que trajesen vino con mucho hielo, como jamás tomo en la cena los días de semana, me miraron algo extrañados, por eso les dije que: de un adicto al cigarrillo, quizás me había transformado en un alcohólico, pero que me permitiesen este desliz, a fin de poder ayudar a olvidar hasta la hora de dormir, mi imperiosa necesidad de fumar un cigarrillo, antes y después de la cena, como lo vine haciendo los últimos 25 años.
Anoche he dormido poco y nada, me levante como 3 veces a tomar agua y dar vueltas por la casa a oscuras.
Esta mañana me despertó el calor y ese olor insoportable a pastizales quemados, que casi me dejaban sin respiración, entonces me dije, estoy recuperando el olfato, no es la mejor manera de constatarlo, pero es una buena noticia al fin de cuentas.