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martes, 21 de octubre de 2008

Infancia II








Dime como juegas al fútbol y te diré quien eres. Dicen los entendidos, que la forma en que una persona se mueve dentro de una cancha cuando juega a la pelota, configura una especie radiografía de la personalidad, marca las características primarias de cada individuo, creo que esta teoría tiene muchos visos de realidad.

Quien es elegido en el "pan y queso" en primer lugar es el líder seguramente, y el último el maleta o el más apocado, o perfíl bajo para llamarlo de alguna manera.
Pero como toda regla tiene sus excepciones. Carlitos "sombra de alambre" Cabral, era un chico tímido, reservado, pero lo tenían que ver jugando, que habilidad, que personalidad, que confianza en sí mismo, lo compararía con Riquelme, ahora que lo pienso era parecido hasta físicamente, flaco, alto, desgarbado... Por eso el confirmaba la regla y era tenido muy en cuenta a la hora de la elección.
Daniel "Mula" Musladini, en cambio, era el líder, el que la movía y el que ordenaba, miren si tenía personalidad tanto dentro como fuera de la cancha, que llego a jugar en la primera de Boca en los '80, si ese mismo Musladini que puso Menotti en primera.
Los mellizos Daniel y Orlando Torrisi, dos petisos con personalidad, no fanfarrones como le endilgan siempre a los "cortos", eso sí debían jugar en equipos opuestos, para evitar discusiones, corridas y como decían ellos "conatos de agresión".
Fabián "Matute" Mattiello, un colgado, poco le importaba que el equipo pierda, o gane, no era su fuerte el fútbol, y creo que venía a jugar para no quedarse aburrido en la casa.

No tengo que olvidarme de Ale Masi, recuerdo perfectamente la tarde gris y húmeda del 25 de junio de 1978, él y yo los únicos seres humanos del país que estábamos jugando a la pelota mientras el resto miraba la final del Mundial.
Él tampoco era un dechado de virtudes con el balón, pero le ponía ganas y temeridad en cada cruce.
Guillermo "gallo" Yanez, el apodo es por su fanatismo con River, ese también no era un dechado de virtudes, pero cada tanto hacía un amague que desairaba al contrario, eso si lo podía hacer no más de en un par de oportunidades ya que como no sabía otra, el rival le tomaba el tiempo enseguida.
Los primos Phillips, no tenían nada que ver con el de las lamparitas, eran 4, me acuerdo el nombre de mi compañero de primaria, Aldo René, el venía más que nada de observador, ya que si bien no estaba impedido por completo para correr, según cuenta la "leyenda" la madre sin darse cuenta, cuando era un bebé le dio a tomar algún tipo o especie de ácido, esto le daño severamente la laringe y desde entonces, tenía a la altura de su nuez, una especie de toma de aire, a fin de poder ventilar medianamente normal. Los otros primos eran bravos y no le esquivaban a la pelea.
Los hermanos Gato Chimenea y Pescador, sinceramente no recuerdo ni sus nombres, eran una dupla excéntrica, eran los artistas, los rockeros del grupo, junto a Carlitos Cabral, en realidad éste último los llevo para ese lado.

Después estaba yo, Largui, quedé con ese apodo desde 5 grado, cuando me compararon por mi nariz por el risueño personaje.

Tengo que decir que era bastante bueno jugando y dentro de la cancha mi personalidad se agigantaba, por ende estaba en los primeros lugares a la hora de ser elegido.

Los partidos empezaban después del almuerzo y terminaban con los últimas luces de la tarde.

Luego todos transpirados y sucios, nos tirabamos contra alguna parecita a tomar agua y a comentar jugadas magistrales y también las polémicas.


Con cada uno de los que he nombrado fue amigo de esos que no se olvidan, y hoy que me reencontre vía mail con algunos de ellos, siento que el tiempo parece detenido, existe entre nosotros un vínculo que a pesar del paso del tiempo se mantiene vigente.

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