En realidad no se que escribir, Uds.
saben como yo, que un escritor no puede despegarse de la pluma y el papel, por
ende algo he de decir, más hoy que es mi cumpleaños.
Si hago un racconto de mi vida, podría
decir que fui feliz y que ahora igual pero de una manera diferente, ya que
saboreo cada paso que doy, cada acontecimiento. Los años me han enseñado
que los momentos son únicos, irrepetibles, que una sonrisa de un hijo es
alimento, que la caricia del ser amado es el remanso, que la salida del sol es
renovarse, que la noche es el premio a la larga jornada y que un mate
mirando un atardecer junto a mi mujer, ah! es un placer sin par.
Sí, en algo tan sencillo como eso me
apoyo, me sirve de soporte para recobrar energías, mirar a mi amor a los ojos y
quedarnos charlando o en silencio, según se dé, en compañía de esos ricos
mates...
Otras cosas que me llenan, me colman,
son las charlas con Violeta, mi hija menor, la que no para de hablar ,la que
saca tema, uno tras otro, que se sonríe mientras me cuenta sus historias, que
como hija de escritor, las hilvana de una manera divertida y amena...
Mirarla a Corina cuando se larga
a hablar, su dulzura y encanto me dejan sin respiración, quisiera tener una
cámara para grabarla en esos instantes...
Estar a solas con Julián, pero a solas
eh?, dejarlo que se suelte, abrazarlo y ver como ese "hombre" se
refugia como cuando tenía tres añitos debajo de mi hombro.
Ahora Dios me trajo de regalo, dos
florcitas más, cada una con un carácter diferente, son tan distintas que no parecen
hermanas, la madre dice que son una mezcla de su "antes" y su
"después".
Una servicial, dulce, tranquila,
artista y amorosa, la otra en cambio, polvorita, segura de sí misma,
contestataria y rebelde.
Son un amor nuevo, como el que me da su
madre, son bendiciones que disfruto y agradezco todos los días.
Hoy es mi cumpleaños, soy feliz...
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