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viernes, 22 de mayo de 2009

De Tíos y Primas



































Mi Tío Ernesto, hermano menor de mi madre, vivió en Tablada, hasta mis 14 años o sea hasta el año 1979.
Lo recuerdo como un tipo imponente, de mirada penetrante, serio, de pocas palabras, seguro de si mismo, protector, que detrás de esa coraza reflejaba en su mirada, escondía una persona de buenos sentimientos y noble.
Por él mi madre me puso Luis, ya que es su primer nombre.
Mi Tía Ana María, un cascabel, siempre alegre, cariñosa y verborrágica, buenaza como pocas y de un corazón enorme.
Mis primitas, la delicadeza y dulzura, éramos grandes amigos, pasábamos mucho tiempo juntos jugando.

Pero, por esos años el país era un polvorín, en crisis socioeconómica y con la dictadura militar en pleno auge.
Esta difícil situación trajo aparejada el despido de mi Tío de su trabajo como capataz en la planta envasadora de gas "ALGAS".
No puedo evitar comentar, que mi Tío, no fue por dicha crisis que fue despedido, si no por defender los derechos de sus compañeros.
No se bien los pormenores, pero de buenas a primeras nos llegó la noticia que iban a mudarse a Trenel, Provincia de La Pampa, un pueblo distante a más de 650 kilómetros, para probar suerte.
Mi Tía Ana María, su mujer, oriunda de ese lugar, donde sus padres poseían una chacra.
El sacrificio, de afrontar tan radical cambio, bien valía, ya que implicaba encontrar un sustento para ellos y por ese entonces sus cuatro pequeñas hijas, Mariana, Márgara, Mara y María Elena.
El adiós fue tan repentino, que no recuerdo nada de ese momento, mis primas hermanas y sus padres, de la noche a la mañana se habían ido.
De allí en más, las relación entre las familias desapareció, tan repentinamente como fue su partida.
Aquí , quiero detenerme y hacer hincapié sobre la congoja que particularmente sentí por la “pérdida” de mis amigas Primas y sus padres, personas que formaban parte de mi cotidianidad, de mi círculo intimo familiar.
En estas circunstancias de la vida, nos damos cuenta la importancia que tiene la unión por vínculo de sangre, ya sea con hermanos, padres, abuelos, tíos o primos, el perder dicha conexión trae aparejado un luto o duelo, que perdura dentro de uno por siempre.

Pasaron muchos años, cerca de 15, en este tiempo la vida continuó, terminé la secundaria, hice el servicio militar, me puse de novio, me case.
Hasta que una mañana, llamó a casa mi hermana para decirme que estaban de visita en casa de mamá, la Tía acompañada de una nena grandota como ella, de unos 12 años, era mi Prima menor Marisa.
Emoción, temblor en las piernas y ansiedad todo eso sentí al colgar el teléfono.
Fuimos raudamente con mi mujer, entonces, se produjo el reencuentro con una parte de mí, que se había ido muchos años atrás.
Si bien disfrute el poco rato que estuvimos con ellas, hoy a la distancia, otros 15 años después, me doy cuenta que no le preste la debida atención, ni le di el valor a ese reencuentro y lo que significó para mí por ese entonces.
Pues, es justo que hoy haga honor a ellos y mencione que fueron y son parte de mi mismo y que la vida no esta completa cuando a uno le faltan partes.
Muchas veces he escuchado: vos preocupate por tu familia, los demás son de afuera.
Yo digo sí, el núcleo es lo más importante, pero cual piedra arrojada al agua, ese núcleo forma parte de varios círculos concéntricos, que juntos hacen un todo.
Hoy que he vuelto a contactarme con ellos, a través del chat y los mensajitos por teléfono, me siento nuevamente completo, las cosas vuelven de a poco a su lugar.
De Tíos y Primas es un homenaje a mi familia y a mi mismo.
Puede que hayan sonado cursis o frases hechas muchas de mis palabras , pero el término cursi se usa por lo general como excusa para evitar decir o hacer cosas que realmente vienen de adentro, y que por timidez o temor a no ser correspondidos, no las sacamos a relucir.
La vida es una sola y las cosas hay que decirlas mientras transitamos en ella , después es demasiado tarde.

Con amor y cariño para: Tío Ernesto, Tía Ana María, Primas Mariana, Márgara, Mara, María Elena y Marisa.

Este relato lo escribí un día de mayo del 2009, hoy casi cinco años después, me he reencontrado con esta parte de mi vida que había perdido hace treinta y cinco años, como verán en la foto de arriba, el tiempo pasó, pero somos los mismos, somos familia...
Gracias Tíos, primas y sobrinos, por pensar de la misma manera, los adora su sobrino, primo y tío segundo.


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