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martes, 25 de noviembre de 2008

Viaje a Bariloche













1982, viaje de egresados de 5to. 2da. del Comercial 23.
Eramos 14, ya que nuestra división se repartía en idiomas Inglés y Francés.
Nosotros los franceses, a base de mucho esfuerzo, sobre todo de nuestros padres, cumplimos nuestro sueño de conocer ese lugar.
Salimos en agosto, el día exacto se lo acuerda Stella, pero creo que fue el 13.
Recuerdo la espera en la puerta del colegio, y la llegada de ese micro "doble camello", cuanta ansiedad, nervios y alegría mezclada.
Los "franceses" éramos: Stella, Silvina, Betina y Mariela por el lado femenino. Y Adrián, Juan, David, Daniel, Gustavo, los Marcelos Gonzalez y Nicolás, los Carlos Gomez y Crespo y yo.
La nro. 15 " la niña bonita" era Andrea Moreno, que por problemas familiares no pudo hacer el viaje.
Tampoco pudieron ir, Tomás Contreras y Fabián Teniente
Siempre fuimos muy unidos, quizás por ser "minoría", en todos los años de la secundaria.
Los "franceses" generalmente discriminados, y poco considerados por el resto, aprendimos a formar un bloque y cual scrum de rugby empujar todos juntos.
Esto generó una relación fraterna, cual hermandad entre nosotros, al ser pocos y mantenernos unidos, tanto dentro como fuera del colegio, no había secretos, enconos y menos envidias en el grupo.
Cuantas salidas juntos, rateadas para jugar al bowling en "Don Rodrigo", salidas los sábados, ir a ver a Les Luthiers o un recital en vivo por primera vez, o simplemente juntarnos a comer en casa de alguno de nosotros.
También recuerdo, ese fin de semana en el camping de los metalúrgicos, en Pontevedra, incluida la lluvia torrencial en medio de la noche, todos huyendo de las carpas que se deshacían en medio del terrible viento y agua, y un amanecer acurrucados, con la ropa aún húmeda.
Los días de la primavera, en Palermo, la ciudad deportiva de Ferro o Ezeiza.
Compartimos muchos momentos gratos, siempre unidos tras el paso de los años.
Por eso pienso que esta no es una historia más de "egresados", al día de hoy sostengo que hay un hilo conductor que sigue conectándonos, y lo seguirá habiendo por siempre.
En todo grupo, cada integrante tiene una función a cumplir.
Unos son los líderes, otros los que acompañan las decisiones y los aparentemente indiferentes o de perfil bajo.
Mi lugar en el grupo fue otro, netamente diplomático.
El canciller de los "franceses", la persona que trataba de cambiar esa tendencia al separatismo por parte del grupo y de romper las barreras impuestas por los "ingleses".
Por todos los medios intentaba fomentar la unión de estos grupos, me hice amigo de muchos "ingleses" quise con eso crear, por contagio, que los demás se relacionen, pero de todas maneras, mis esfuerzos fueron en vano.
Así eran las cosas, ¿quien era yo para cambiar algo que estaba instalado?, incluso antes de nosotros entrar al colegio.
Recordemos, que veníamos de lidiar una pelea desigual desde 1er. año, siempre éramos superados 2 a 1.
Continúo con el viaje.
Salimos del colegio, rumbo a Témperley allí completarían el micro los alumnos del Tomás Espora,
un colegio ubicado a metros de la cancha del "Celeste Gasolero".
El viaje fue interminable, ya que el micro era viejo y no estaba en buenas condiciones.
Al día siguiente de partir, llegamos a la represa del Chocón, allí almorzamos y recorrimos las instalaciones de ese barrio, muy moderno para la época.
Seguimos viaje, y pocos kilómetros antes de llegar el micro se rompió y debimos aguardar allí en medio de la ruta por el auxilio, en ese lugar hay una foto antológica sacada por Mariela donde estamos abrazados, Carlitos, Juan, Adrián y yo.
Repararon el micro y luego de unos kilómetros, al final de una curva, apareció allí en un valle soñado la bellísima ciudad de Bariloche y su lago.
Que lugar!! una maravilla hecha por Dios, todas las fotos que había visto por viajes de mis familiares, no se comparaban con tener ese paisaje imponente en vivo y directo.
El lago, las montañas, cascadas, bosques y la tan anhelada nieve.
No vimos nevar, pero cuando fuimos al cerro Catedral, vimos y tocamos la nieve por primera vez.
Al estar en la cima de aquel cerro, uno pensaba como podría hacer, sin tener una filmadora, para retener en su mente tanta imponencia y belleza juntas, solo atiné a girar en círculo y guardar en mi memoria esas imágenes para siempre.
Sin embargo en pasajes de este viaje, no la pase del todo bien, estaba empecinado, aunque más no sea que una de las chicas, siquiera se diese por enterada que yo estaba allí con ella, pero era inútil, todos mis esfuerzos resultaban en vano.
La situación me frustró en varios momentos, salí adelante, ya que era imposible bajonearse en ese lugar soñado y en compañía de mis amigos.
De todas formas pienso, pasados los años, que lo hubiese vivido muchísimo mejor sin esa obsesión por lo imposible.
Esta chica, no me registraba, no por agrandada, ni siquiera por feo, era solo que ella tenía ojos para un chico, el cual a su vez tampoco le daba bolilla, en definitiva ella sufría de lo mismo que yo.
Continuaron las excursiones, al lago Lacar donde hay fotos de todos trepados a un mirador, Isla Victoria empapados y congelados, Hotel Llao Llao, otra foto para postal y la cascada de los alerces.
Fuimos a bailar a "Cerebro", y allí descubrimos el lado oculto y macabro de un integrante del grupo.
Todos sabemos quien es, pero para proteger su integridad moral, ya que hoy debe ser un padre de familia o un empresario prominente, no rebelaré su nombre.
Un verdadero zarpado este amigo, debajo de esa supuesta piel de cordero, emergió un ser poseído por algún espíritu maligno, sin mediar motivo, razón o causa, mientras estábamos sentados en un rincón del lugar, comenzó su raid destructivo.
Empezó con un pequeño sillón rojo, y no se detuvo hasta deshacer todos los asientos del lugar.
Quedamos atónitos ante tamaño poder destructivo y sus ojos desencajados advertían que no era buena idea intentar frenarlo.
Sin embargo, en cuanto los encargados de la seguridad advirtieron esto, duramos allí dentro, lo que un gas dentro de una canasta.
Creo que batimos el record de permanencia en un boliche.
No estoy seguro, pero como volvimos temprano, nos juntamos todos en una de las habitaciones del hotel y allí nos agarramos una borrachera, que aún tenemos grabada.
Es más Mariela, aún me agradece y valora, mi gesto de limpiar el vómito que había dejado en el lavatorio.
Hay otro amigo que se adjudica tal actitud heroica, pero le daré un manto de piedad a la cuestión. También fuimos a otro boliche, que se llamaba Dominó, allí todo transcurrió con total normalidad, me parece que éste amigo no fue esa noche.
En el Casino la suerte me acompaño de una manera increíble, ya que gané el dinero que le costo a mis padres el viaje en una sola noche, a la vuelta los sorprendí, reponiendo peso sobre peso todo lo que ellos habían gastado.
Volvimos sabiendo todos que ese viaje, no fue uno más, afianzó una relación de grupo, que aún conservamos.




































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